miércoles, 24 de octubre de 2012

¿Por qué somos como somos?



¿Por qué somos como somos?  Esta es la pregunta que debería responder la Historia. El problema no es la Historia, es que el chileno no se hace la pregunta. 
Harto aprendería y se beneficiaría el chileno si dejase lo obtuso de su pensamiento.  En el mundo globalizado en necesario  renovar las fuerzas para  mantener una identidad nacional, y en el caso del chileno pareciera que esta empecinado por desaparecer como realidad histórica.
Incluso aquellos que enarbolan la bandera del nacionalismo optan por hacer una militancia por un hispanismo que no nos diferenciaría de cualquier otro pueblo de Hispanoamérica, si es que no de España misma. Yo insisto en lo mismo de siempre: del español sacamos el orden y del mapuche la esencia. En el chileno hay características que no son típicas de un pueblo mediterráneo y que si lo son en el mapuche. El mapuche al igual que el chileno, es un pueblo lacónico, admirador del orador preciso y certero.  No aprecia al orador histriónico y del discurso adornado, a esto él es  escéptico y lo desprecia por impreciso. ¿Cuantos presidentes de características populistas ha tenido Chile?  En comparación con nuestros vecinos los discursos demagógicos no inflan los pechos chilenos, somos escépticos respectos a las promesas y utopías de los políticos, siempre lo hemos sido. Somos austeros y prácticos, no carecemos de arte, pero suele ser un arte utilitario ¿conocen los muebles mapuches? no se trataban más que troncos algo labrados, tejidos sencillos pero abrigadores. El arte mapuche tiene su propia estética ruda y áspera como las montañas. Aprendamos esto: el mapuche vive desde la naturaleza ¿que más necesita?   Como el mapuche, el chileno es poeta  antes que arquitecto o escultor. El mayor arte para el mapuche   es con  el que se argamasa  la sociedad: el lenguaje. Esto es observado por los cronistas. ¿No  fue Galvarino el primer artista mapuche mencionado y celebrado por un español? Fue  su maestría con la palabra con que logro convencer a sus compañeros de atacar a los españoles, con lo que ahora es la proverbial “arenga de Galvarino”.   
Ya son 100 años desde que  Francisco Encina y Nicolás  Palacios, ambos nacionalistas anotaban nuestras cualidades y defectos que hace 100 años  nos caracterizaba (y aún sigue asiéndolo). Ninguno de ellos creía que se podía negar la influencia mapuche. Ahí estaba,  ella incidía en nuestro actuar.
Las tendencias y las modas han sido el peor de los males en lo que respecta al buen gusto en el arte chileno, y justamente porque nos aventuramos en esferas que nos son propias, ¡ conocemos tan poco!     ¿Qué más discordante que los palacetes neoclásicos construido  al lado de los barriales santiaguinos durante los tiempos de bonanza del salitre? En un momento quisieron hacer del Mapocho un rio navegable. ¿Desconocemos que es el “ridículo”? El ridículo no es más que los intentos de  desnaturalizar, y es eso que caracterizan a nuestros oligarcas,  no  entienden la naturaleza de la  Nación como tampoco  la Geografía. Jamás será el Mapocho un Rin como tampoco seremos los “ingleses de Sudamérica”. El chileno paso por tres típicas viviendas: 1- la ruka mapuche 2- la barraca donde nacieron los mestizos de la soldadesca 3- las casas de adobe del campo chileno.  Eso seria, no hay más. Es imposible construir  monumentos en Chile. Cualquier cosa que podamos construir  se verá reducido a lo microscópico si las comparamos con la cordillera o con el océano.  ¡Pues bien de que se sorprenden que los mapuches no tengan edificaciones cuando la naturaleza les proporciono todo lo que necesitaban y ellos estaban atentos a las maravillas de la Tierra!
¿Alguien ignora que el conocimiento histórico se ha dejado como ciencia de tercer  nivel ante el pragmatismo de la sociedad chilena?, el credo de la sociedad chilena actual dice: “si no te da plata no es útil y si no es útil no tiene motivo de ser”. Así  nuestra Historia, lo que tuvo que ser la base de nuestra identidad ha sido relegada, ha terminado  por ser considerado como un peso que debe soportar los alumnos, un mal innecesario, una cuestión retrograda  para al final  ser desechada   para siempre cuando los jóvenes pasen  al “mercado laboral”.  Podemos decir que esto es raro? ¿nos debería impresionar la apatía de los jóvenes con su identidad e historia nacional  cuando la enseñanza de la historia se centra, no en ellos, si no en Europa y no da explicaciones al origen de la Nación chilena? ¿Miento, me engaño? pues revisemos cuanto se habla de Roma y Grecia, en la mal llamada “historia universal”, y cuanto se omite de los mapuches, de los picunches, la raza de las primeras madres chilenas. Que vinculo puede tener el chileno  con  la historia si esta no incluye una etnogenesis (“origen, nacimiento de la nación”) ¿Nos maravillamos con los mapuche? ¿pero no con el chileno  que debería ser considerado descendiente de ellos, por lo menos, por la mitad de su sangre? ¿De donde creen que viene los morenos,  a los que por cariño tratamos de “negro” e “indio”? a estos, que son mayoría, les negamos tener historia. Ni tampoco merece asombro que haya mapuche que no se consideren chileno si  omitimos en la enseñanza  los nexos de donde nacemos. Ahora propiciamos la “nación  multicultural”, o sea  lo que nos es propio o ajeno importa lo mismo: las culturas reducidas al mínimo, al  producto exportable  de una  sociedad sin tradiciones, sin historia, sin lealtad hacia sí misma.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

LABOR PATRIOTA DE LOS MAPUCHES



Históricamente si hay dos cosas que el mapuche a defendido es su libertad y la patria. El concepto de patria no varía mucho, lo que si varia es la valoración. El mapuche lo tiene en lo mas alto. Patria como “tierra de los antepasados” para la cosmovisión religiosa es de vital importancia. Los antepasados no “parten” aun cielo “espiritual” ,básicamente por que la idea de cómo es la vida de ultratumba, la idea de espíritu es dramáticamente diferente  a la cristiana. Para el cristiano el espíritu asciende a un plano superior absolutamente contrario a lo que es el mundo material. Al contrario, para el mapuche los espíritus siempre son influyentes en el mundo material y el mas allá tampoco es muy diferente al terrenal. Al morir el espíritu pasa un proceso evolutivo. Primero nos encontramos con el ALWE, este más que el espíritu mismo es una especie de energía del cadáver, que puede llegar a ser muy peligrosa porque es susceptible a ser manipulada por los KALKU (brujos de magia negra) quizás por esto mismo es que el mapuche tenía un extremado cuidado de no revelar el lugar de entierro de sus muertos, sobre todo de sus guerreros que podían tener muchos enemigos ansiosos de controlar la “energía” del guerrero fallecido.
Luego nos encontramos con el AM que es más cercano al concepto de espíritu occidental, pero aun está presente en la vida de los hombres, sobre todo de sus familiares.
Los espíritus superiores, los que en su vida tuvieron conducta heroica, logran la calidad de PILLAN. Es discutible si podemos tratar de “culto”.  Por lo general más que reverencia al antepasado se le trata más con respeto que con devoción. Más cercano a la forma que uno trata a un abuelo, aun padre, tratado con el debido respeto más que con devoción. Las familias que se sienten vinculadas al PILLAN le piden  que los favorezca.  Se trata de transacciones, el sacrificio de un animal, ofrendando su corazón, se realiza en forma de pago al PILLAN. No es tampoco un negocio: está bajo de la lógica del AD-MAPU, del orden cósmico, donde todo debe tener una compensación, no se puede tener algo sin devolver algo a cambio. En definitiva: eterno equilibrio.
Entendiendo esto podemos abordar el tema central: el patriotismo del mapuche. Para el mapuche Patria es la “tierra de sus padres” que es justamente el término etimológico de la palabra, y sus antepasados fallecidos  aún están presentes. Como dijimos el ALWE es susceptible de ser controlado por los brujos del enemigo, por lo que dejar  la Patria es dejar abandonado a sus antepasados. El concepto de Patria es reforzado  por toda la concepciones religiosas del mapuche.  En esto el mapuche es mucho más patriota que los chilenos occidentalizados que tienen una concepción desacralizada de la Patria. Para el mapuche, al menos aquel que aún guarda las tradiciones, es patriota por religiosidad, no se permitirían la explotación de la tierra, que para ellos es sagrada, es Patria.  Talar los árboles nativos que para el en su visión mística aun guardan NEWEN (energía, fuerza) y plantar pinos y eucaliptos por su rentabilidad es impensable. Ellos son custodios de la Patria por los occidentales olvidada.   
VIVIA CHILLIMAPU! VIVA CHILE! VIVAN LAS MONTAÑAS Y LOS VALLES, VIVAN SUS ANIMALES Y PLANTAS, VIVAN LOS MAPUCHES KONAS Y WEICHAFES DE LA PATRIA!    

domingo, 9 de septiembre de 2012

"EL INDIO NO ESTA FUERA NUESTRO: LO COMIMOS Y LO LLEVAMOS DENTRO"



EL INDIO NO ESTA FUERA NUESTRO: LO COMIMOS Y LO LLEVAMOS DENTRO.
Gabriela Mistral en Pensando a Chile

Devoramos al indio. En la guerra, el mapuche sacrificaba y devoraba  el corazón del enemigo insigne, no a los cobardes ni a los infames, a los insignes y a los valientes, de ellos el quería incorporar su valor. El español cometía  actos de antropofagia, la diferencia es que era cultural y racial. No es que el indio desaparezca, todo lo contrario, el indio aún permanece y se han multiplicado dentro de sus depredadores. Para superar las trabas, los traumas, la negación  racial del mestizo,  de todos los hombre y mujeres de rasgos morenos, pasa por la aceptación de  que la violencia, de manera paradójica, fue un acto fértil, que la Guerra de Arauco, y previa a ella con el sometimiento forzoso  del picunche  fue en definitiva la simiente. ¿Qué podemos si no aceptar este hecho? Que provechoso hay en seguir  creyéndonos españoles  trasplantados, degradados sin asumir un camino propio. En el mismo extremo cae en que considera todo lo "wingka" como perverso y lamentarse melancólicamente de lo perdido y  lo devastado ¿que sociedad se levanta construyendo  usando como base la pena y la rabia?  Ni el invasor puede escapar del invadido, ni el invadido del invasor,  cuando ya, por cientos de años han mezclado su sangre. El purismo racial es un aborto, la negación de una concepción: el chileno, el mestizo, ya lleva cientos de años existiendo aun cuando se ha le negado conocer al "otro" , al indio, al mapuche, que no tanto “otro” porque es su madre,  es su padre, y es, al menos una parte, el mismo.  ¿Qué hacer entonces? Pues aprender historia, aprender cultura,  aprender  el conocimiento  ancestral que tiene nuestra gente, que es herencia, es patrimonio. Aprender de NUESTRA  TIERRA (mapu) y no de las academias, no de las universidades ni de la ciencia. Ellas nos han inoculado conocimientos durante demasiado tiempo y ya hemos tomado de ella lo servible, ahora es tiempo de ver al padre y a la madre que por tanto tiempo hemos ignorado. En estos tiempos donde la Tierra está sufriendo el daño acumulada de por lo menos 200 años de explotación, de un delirio salvaje, del  antropocentrismo extremista, es tiempo que el chileno vuelva a la Madre (ñuke mapu) y las tradiciones de la madre que es el ad-mapu. El chileno debe volver a ser mapuche,  una integración a la inversa de la asimilación que se propuso. Por una parte tenemos el derecho de la sangre, de la herencia racial, y por otro, la herencia territorial, el de ocupar el espacio vital en que creció la cultura mapuche. ¿Pues qué nos queda más que unir las aguas que han surgido de la misma fuente?  ¿Qué más que reconciliar a los hermanos separados?  

lunes, 3 de septiembre de 2012

ROSTROS CHILENOS































































El Gradiente Sociogenético Chileno y sus Implicaciones Etico-Sociales

Dr. Carlos Valenzuela Y., Programa Genética Humana, ICBM, Facultad de Medicina, U. de Chile

La población chilena se formó principalmente por la mezcla de una población caucásica y una población amerindia. Como Chile fue una colonia militar durante casi 300 años, vino de España un gran contingente de soldados que no traían a sus esposas. Los matrimonios europeos que llegaban a Chile eran escasos en relación a todo ese contingente (1). De allí que fue forzoso el cruzamiento asimétrico entre varones europeos y mujeres amerindias que dieron origen a la población mestiza que rápidamente (en un siglo o tres generaciones) se convirtió en la mayoritaria. Desde la conquista en 1541 han pasado 15 o 16 generaciones. La población caucásica se había separado de la amerindia (rama de la mongoloide) hace 35 o 40 mil años (1300 generaciones). Este cruzamiento asimétrico implicó una contribución asimétrica de los factores genéticos. Si fijamos la contribución caucásica para los autosomas en 50%, la del cromosoma X será sólo de 33%, el cromosoma Y será 100% caucásico y el DNA mitocondrial 100% amerindio (2). Cabe aclarar que los grupos amerindios que participaron fueron atacameños, diaguitas, changos, picunches (mayoritariamente) y algunos otros al norte del Maule. Con la anexión de Antofagasta y Tarapacá (1880) se incorporaron aymarás y quechuas en mayor proporción. Los mapuches del sur no se incorporaron durante la conquista o colonia sino que en cada generación se han ido incorporando en una proporción baja, en un principio, a las poblaciones de las regiones donde habitaban y luego a las grandes urbes del país. Lo mismo ha sucedido con los pehuenches y huilliches en menor cantidad. Los chonos se incorporaron más al sur especialmente a la población de Chiloé y los Tehuelches, Alacalufes, Onas y otros de la Patagonia y Tierra del Fuego se incorporaron muy poco o nada. Esto limita nuestros estudios genéticos actuales, porque los grupos étnicos Picunches y Diaguitas mayoritarios en la formación del pueblo chileno ya no existen y su composición genética debe ser inferida de la población chilena actual o de los restos conservados como para extraer información genética en sitios funerarios. Además, a lo largo de las generaciones ha habido matrimonios entre caucásicos y amerindios en las regiones habitadas por amerindios, de tal modo que ya no existen poblaciones amerindias puras. Aunque el componente africano negroide fue alto (hasta un 10%) no se ha encontrado en las grandes ciudades de Chile al buscarlo con los marcadores genéticos tradicionales. No hay una explicación satisfactoria para este hecho. Se encuentra en ciudades alejadas de los grandes centros urbanos. El modelo bi-racial propuesto que parece tan simple se ha mantenido en términos generales con modificaciones moderadas o pequeñas en el tiempo y según las regiones. Es evidente un componente mayor amerindio y ahora sí mapuche en las cercanías de Temuco y un componente aymará en el norte chileno.

Al analizar la composición étnica por estratos sociales nos hemos encontrado con un gradiente sociogenético importante que condiciona la estructura de la morbimortalidad según estrato socioeconómico y la evolución sociocultural de Chile (3,4,5,6). Desde el principio de la Conquista y Colonia los españoles y especialmente los que tenían familias españolas conservaron o accedían preferencialmente a los cargos de más prestigio y poder, así como a la propiedad de las tierras. Después venían los criollos, que eran hijos de padre y madre españoles o europeas, nacidos y criados en Chile. Enseguida estaban los mestizos de diversos grados de mezcla caucásica, luego los indios y finalmente venían los esclavos negros. El ser indio fue considerado peyorativo desde el inicio y aún ahora decirle indio a alguien se considera una ofensa. Con un sistema de mestizaje tan extendido y con las epidemias que trajeron los españoles, para las cuales los amerindios no estaban inmunes, pronto desaparecieron los amerindios puros. La llegada de nuevos colonos europeos fue aumentando el componente caucásico. Estos eran incorporados preferentemente a los estratos altos. Las mujeres lo hacían casi en su totalidad. Era rara la ocasión donde la mujer se casaba con un indio o mestizo o era raptada por algún cacique indio. Los varones europeos que llegaban también se incorporaban al estrato alto o se casaban con una mestiza. De allí salían hijos con un mayor componente caucásico que subían de estrato. Los varones que llegaban de Europa (no tan sólo de España) y eran exitosos socioeconómicamente podían casarse con las mujeres criollas. Este destino podía ocurrir también con los mestizos de menor componente amerindio que eran exitosos en sociedad con lo que se asimilaban a los estratos altos (arribismo, desclasaje). Hemos podido comprobar que este modelo ocurre en la actualidad (7). Las familias Blest, Edwards, Morandais, Alessandri, Aylwin y Frei, entre otras, son ejemplos de esta asimilación y formación de familias de no poca importancia en la conducción de los destinos de Chile.

Esta estratificación socioeconómica y genética se mantenía y se mantiene por un sistema rígido de matrimonios y de herencia de las propiedades, además de una discriminación social negativa como raras veces se ve en el mundo. El estrato socioeconómico más alto acumuló la mayor parte del poder y del ingreso, además de tener el mejor acceso a la salud y educación privilegiadas. Es triste constatar que Chile tuvo alumnos de diversas categorías con diverso trato en las escuelas. La lacra del hijo ilegítimo y del huacho ha venido recientemente a ser eliminada por ley pero no todavía en la práctica e incluso en las escuelas. Este racismo o estratismo es un carácter muy marcado en la cultura chilena, aunque tolerado y aceptado por los estratos bajos. La educación chilena adoctrina para aceptar esta cultura del “gobierno sin contrapeso de una aristocracia ramplona sobre una tropa de borregos”. La autonomía y creatividad cultural del alumno son penalizadas en vez de ser fomentadas. La crítica al sistema está prohibida. El estudio con marcadores genéticos ha revelado que en la elección de pareja para casarse y tener hijos existe una discriminación fina en los grandes estratos socioeconómicos (3,8). La gran mayoría se aparea para constituir familia dentro del mismo estrato. No tan sólo hay un factor de discriminación sociocultural sino que también un efecto directo genético ya que en Inglaterra y en Chile (6,9) se acumula el fenotipo A (grupo sanguíneo ABO) en el estrato alto y el O en el estrato bajo. Tenemos información de periódicos que esto ocurre en Japón. Es un efecto genético ya que no sucede con el fenotipo B ni con el fenotipo AB los que deberían acumularse en el estrato alto al igual que el A y, en cambio, se distribuyen en forma errática en los estratos. Hay evidencias sólidas que esto no se debe a inteligencia como propusieron los autores ingleses (10). Se acusa a estos estudios de racistas, pero, esta acusación proviene de ignorancia y prejuicio. Estos estudios describen el racismo o estratismo que hay en la sociedad chilena, denuncian una situación que pertenece a la idiosincrasia del pueblo chileno, por lo que lo menos que son es ser racistas. Ayudan a entender y por lo tanto a proponer curas para la descalificación humana. Otro error habitual es concluir que la genética determina la estratificación ya que los más aptos para ejercer los cargos de poder son los genéticamente mejor dotados. En este caso los individuos del grupo A deberían estar en los cargos altos. En este planteamiento hay varios errores, algunos de ellos muy graves. Supongamos que el estrato alto sea el 5% de la población y tenga 40% de grupo A y el bajo sea el 75% de la población con sólo 20%. De A. Habrá 2% de la población total que es A del estrato alto y 15% A de estrato bajo en ese total. Por cada A del estrato alto hay 7,5 A del estrato bajo. Si el grupo A condiciona la llegada al poder, este 15% A de estrato bajo, al que se le ha negado el acceso al poder, por haber nacido en un estrato descalificado, se lo tomará a como de lugar. Tenemos aquí que corrigiendo el error de interpretación determinístico genético, llegamos a que la única solución para una sociedad despreciadora de estratos, es la guerra. Otra solución trivial es el arribismo o desclasaje de los A del estrato bajo que serían absorbido por el estrato alto, pero esto ahonda más la estratificación y hace el sistema cada vez más inestable. Otro error en el planteamiento es suponer que pertenecer a los estratos altos es “mejor” valorativamente que pertenecer a los estratos bajos. Un error más grave aún es suponer que las actividades o trabajos intelectuales o de mayor poder deben recibir un salario mayor que las manuales o de menor poder. Nadie ha solucionado el problema del salario justo por actividad humana. Todavía un error gravísimo surge al considerar los descubrimientos en el estudio de los genomas de los seres vivos. En las regiones génicas los seres humanos discrepamos en el 1 por mil. Es decir, no hay fundamentos genéticos para el racismo, estratismo, clasismo y otras discriminaciones negativas. Sin embargo, a pesar de estas exiguas diferencias, en Chile hay personas que ganan 100 millones de pesos y otras que ganan 100 mil pesos mensuales. La única solución a largo plazo, de mantenerse estas injusticias, es la guerra, porque el genoma humano no esta hecho para soportar estas diferencias indefinidamente. Al contrario el genoma nos indica que el único régimen socioeconómico estable es el de la economía y ecología de la fraternidad universal de los seres vivos.

De nuestros estudios la población de Santiago (Chile) podría dividirse, a grandes rasgos, en tres estratos socioeconómico – genéticos. El estrato alto que es cerca de un 5% de la población sin componente amerindio. El estrato medio que es cerca del 20% de la población con 20% de mezcla amerindia. El estrato bajo 75% de la población y entre 35 a 40% de mezcla amerindia (4). Dadas las diferentes susceptibilidades de las poblaciones caucasoides y las amerindias a variables fisiológicas y a las enfermedades y causas de muertes, esta sola diferencia etnogenética condiciona diferentes estructuras de morbimortalidad e inmunidad, además de todas las diferencias antropométricas y del crecimiento y desarrollo que hemos demostrado definitivamente (11,12,13). Casi demás esta decir que a estas diferencias etnogenéticas se agregan las diferencias ambientales incluidas las socioculturales que hacen que estos estratos estén separados por un verdadero abismo socioeconómico y cultural. Así en educación los estratos bajos acceden a una educación municipalizada fiscal o a una subvencionada y a una salud también pública municipalizada o ministerial, algunos a FONASA y otros menos a ISAPRES. Los estratos medios acceden a educación fiscal, subvencionada o preferentemente a educación privada y en salud a FONASA, ISAPRES o privada. Los estratos altos acceden a educación preferentemente privada y a salud privada o ISAPRES y raramente a FONASA. Es evidente que el destino educacional y en salud va a ser diferente según estrato socioeconómico. En estas variables no hemos incluido, salario, vivienda, estilo de vida, barrio, marginalidad en cuanto al poder, acceso a la información y otras que tipifican un cuadro grave y grotesco de injusticia y desigualdad. En el sistema de educación superior, tomemos por ejemplo el universitario, los alumnos se distribuyen entre los “hijitos de su papito” que les paga y no son deudores de nada (estrato alto o medio-alto en su mayoría), los “endeudantes y endeudados” que se reciben en condiciones de hipoteca de sus vidas (estratos medios y medio-bajos) y los “pordioseros” que reciben una limosna estatal o de otro origen de beneficencia (estratos bajos) ya que simplemente no pueden pagar y que si no se deteriora más su situación socioeconómica se recibirán con mucho esfuerzo. Esta composición monstruosa digna hija de un engendro entre el Palacio del Terror y la Corte de los Milagros no llama la atención ni siquiera a los alumnos ni a las autoridades educacionales que siguen luchando por aumentar el contingente de pordioseros o endeudados. Tarea absurda si no se modifica la superestratificación socioeconómica y cultural de base. Este sistema de educación no hace sino que afianzar el sistema de descalificación de los estratos bajos y de sobrecalificación de los altos.

Tomando cifras redondeadas, han nacido en Chile cerca de 300.000 niños anuales durante los últimos 30 años y los que postulan por primera vez en estos 30 años a la PAA (Prueba de Aptitud Académica) son cerca de 100.000. La conclusión es patética, el 33% de los que nacen en Chile puede acceder a rendir la PAA. Esto no sería grave en el contexto mundial, pero es gravísimo al considerar la distribución según estratos socioeconómicos de esos jóvenes que acceden a la prueba y los resultados de ella según los mismos estratos. La mayor parte o casi todo ese 70 % que no accede a dar la PAA proviene del 75% de la población de estratos bajos. Es raro que jóvenes de estratos medios o altos no rindan esta prueba. Quisimos medir esta injusticia atroz y aprovechamos la realización de un estudio de seguimiento longitudinal para detectar la suerte de niños de estratos bajos y medio-bajos ingresados a la Enseñanza Básica en 1973 (14). De 389 mujeres y 399 varones fallecieron durante la educación básica y media 2 y 3 respectivamente. No fue posible encontrar datos de 63 mujeres y 74 varones. La Enseñanza Media fue alcanzada por 258 mujeres (66,7%) y 266 varones (67,2%). En tres años de vigilancia para rendir la PAA, la rindieron por primera vez 93 mujeres (24,1%, descartados fallecidos y emigrados) y 107 varones (27,4%). El porcentaje total es 25,7. De los liceos de estratos medio y alto que fueron escogidos como controles (matriculas completas de ingresados a la Enseñanza Básica en 1973) prácticamente todos dieron la PAA (la proporción inferior al 5% de no encontrados pueden explicarse como migrantes o fallecidos). Los resultados de la PAA por estrato son lapidarios. Sobre 500 puntos encontramos al 26,7%, 70.2% y 97.4% en el estrato bajo y medio-bajo (nuestro estudio), medio y alto respectivamente. Realizamos una extrapolación de acuerdo a nuestros conocimientos del éxito de postulación y permanencia en la Universidad con esta puntuación en la PAA y llegamos a la conclusión que la probabilidad de acceder a un título universitario era de 3%, 60% y 80% para los tres grupos, respectivamente (entre 1984-1986). Si nuestro grupo hubiese estado constituido de niños del estrato bajo exclusivamente los resultados habrían sido peores. Me temo que con la proliferación de universidades privadas con un alto costo de matrículas y aranceles la situación de discriminación negativa esté aumentando. De hecho, en la Carrera de Medicina de la Universidad de Chile (con puntuación mínima de ingreso de 730 puntos PAA), la proporción de alumnos de liceos fiscales se hace cada vez más pequeña. Esto ocurre en todas las carreras de prestigio en todas las universidades tradicionales chilenas y el abismo que separa a los estratos socioeconómicos y culturales se ahonda, porque se ha cerrado el círculo vicioso relativo de que aquellos que tienen más invierten este tener más en tener más aún a costa de que los que tienen menos vayan teniendo cada vez menos. Es relativo porque si tomamos el promedio del ingreso va subiendo, pero, los que tienen mayor ingreso suben más relativamente al aumento de los que tienen menos. Si consideramos no el ingreso sino el acceso al poder, la distancia entre unos y otros tiende al infinito y vuelve inútil a la democracia. Los poderes fácticos pueden mucho más que el Estado, el Gobierno, el Parlamento y el Poder Judicial. La descalificación de estratos se convierte en la norma que condiciona todo incluso las investigaciones judiciales y policiales y las leyes, como ha sido evidenciado tristemente en este último tiempo.
Referencias
Thayer L. Elementos étnicos que han intervenido en la población de Chile. 1919. Editorial “La Ilustración”, Santiago, Chile.
Valenzuela CY. Dimorfismo sexual pondoestatural en una población chilena ¿Evidencia de genes para estatura en los cromosomas sexuales? Rev Med Chile. 1975; 103: 322-6
Pinto-Cisterna J. y Cols.Genetic structure of the population of Valparaíso. ABO blood group, color vision deficiency and their relationships to other variables. Hum Hered; 1971; 21: 431-9
Valenzuela CY. Marco de referencia sociogenético para los estudios de Salud Pública en Chile. Rev Chil Pediatría 1984; 55: 123-7
Valenzuela CY., Acuña M., Harb Z. Gradiente sociogenético en la población chilena. Rev Med Chile 1987; 115: 295-9
Valenzuela CY. On sociogenetic clines. Ethol Sociobiol 1988; 9: 259-68
Avendaño A., y Cols. Antropometría de escolares chilenos del Area Norte de Santiago. Cuad Med Soc. 1975; XVI: 5-21
Valenzuela CY., Harb Z. Socioeconomic assortative mating in Santiago (Chile) Soc Biol 1977; 24: 225-33
Beardmore JA., Karimi-Booshehri F. ABO genes are differentially distributed in socioeconomic groups in England. Nature 1983; 303: 522-4
Valenzuela CY. Y Cols. Intelligence and genetic markers in Chilean children. Biol Res 1998; 31: 81-92
Patri A. y Cols. Antropometría del niño chileno de 0 a 6 años. Editorial Andrés Bello, 1984, Santiago (Chile).
Avendaño A., Valenzuela CY. Seguimiento longitudinal de crecimiento y desarrollo de 6 a 20 años de edad. Area Norte de Santiago. Pediatría (Santiago, Chile) 1988; 31: 1-58
Youlton R., Valenzuela CY. Patrón de crecimiento en estatura y peso de 0 a 17 años y de circunferencia craneana de 0 a 2 años de niños de estratos socioeconómicos medio-alto y alto de Santiago. Rev Chil Pediatr 1990 (Suppl. Rama de Endocrinología y Genética)
Avendaño A., Valenzuela CY. Situación educacional de adolescentes en seguimiento longitudinal: 6 a 20 años de edad. Estudios Sociales CPU 1988; 55: 73-82